Zapatos grises

Tengo unos zapatos grises que amo. Son discretos, aunque novedosos, son de un color precioso y no son brillantes, no tienen taco, son cómodos, salieron muy baratos y no se los he visto puestos a nadie.

Hoy los use, haciendo juego con mi bolso y con mi pantalón, entonces, venía yo con toda mi emoción y mis zapatitos grises, me sentía leididi, caminando por el amplio pasillo del edificio, muy oronda, meneando las caderas, mucho movimiento, mucha energía, mucho sabor. Tanto que me traicionó mi inconsciente aguafiestas y me pegué el resbalón del año, fui a caer de cola al suelo con tan, pero tan, mala suerte, que uno de mis zapatitos preciosos salió despedido cual bólido alrededor de la tierra, y fue a dar en el cartel de acrílico de la oficina próxima a la nuestra, rompiéndolo en mil pedazos. Corrí despavorida. Creo que nadie me vio

Tengo unos zapatos grises que amo y, sin embargo, tienen este pequeño defectillo, y es que la suela resbala.