jueves, julio 3

La vergüenza

He pasado muchas vergüenzas en la vida, he preguntado por alguien que había fallecido recientemete, he hablado mal de una persona que estaba atrás mío, me he caído en público, he hecho la pregunta que el profesor acababa de responder, pero ninguna de esas veces sentí tanta vergüenza ni me sentí tan expuesta la vez que me encontré con El Gato en un recital.

El Gato fue uno de los primeros amores que nunca fue. Después vendrían muchos mas, claro. El verano que lo conocí yo tenía casi 16 años, tenía mi primer trabajo de verano, me teñí el pelo por primera vez, tenía la vida por delante y estaba obsesionada con la libertad, igual que el. El Gato tenía como 4 años mas que yo, y muchas de las cosas que yo quería.

Ese verano los babasónicos iban a tocar en nuestra ciudad. En esas épocas no hacían las cosas pop de ahora, tenían onda, era la época de Pasto, Trance Zomba, y estaban por lanzar Dopádromo. No era mi primer recital, pero si el mas esperado.

También fue el momento de mi primera gran y, también después lo sabría, vergüenza. Llovía, cosa rara en mi ciudad, llovía mucho, cosa impensable en el desierto. Y yo estaba completamente empapada, igual que el resto de mis amigas de aquel entonces, compañeras de aventuras si las hubo.

El Gato llegó con unos amigos en el auto del Gaucho, eterno enamorado de Jim Morrison. Cuando me vio, pararon el auto, el Gato tenía paraguas, o una bolsa, no me acuerdo, pero corrió hacia donde estaba yo, para saludarme y de mi boca salieron las palabras mas difíciles de la vida: “Hola mi amor”.

Esa situación no tiene vuelta atrás. No se puede arreglar con nada. Intenté decirle que lo había confundido con otra persona, y el me hizo un guiño cómplice diciendo que “Está todo bien” y cambiando de tema.

Nuestra “amistad” siguió por varios años, intercalada con algunos besos al principio, y sexo esporádico después. A veces el quería algo mas pero yo no, o al revés. En una parte el se fue a vivir lejos, después el volvió y me fui yo. No eran épocas de correo electrónico, asi que cada tanto yo soñaba con el y el me llamaba por teléfono, o el soñaba conmigo y yo le escribía una carta larga. A veces le contaba tonterías, otras veces teníamos conversaciones de la libertad.

Todo empezó a terminar cuando decidí que realmente lo quería mas que un amigo. Terminó definitivamente cuando el se casó y tuvo a su hija.

Estoy escuchando a Dylan (Blonde on Blonde).


Blogger El gato vagabundo dijo...

Mira vos. Lo que a vos te parece vergüenza, a mi me parece encantador. Y creo que a el le debe haber parecido lo mismo.

Y si el no hubiera sentido lo mismo, no se hubiera bajado con el paraguas. Y, en caso de que fuera solo un gesto de amabilidad, te hubiera aclarado ahi mismo que no era tu amor, o hubiera salido corriendo.

No me parece una vergënza para nada. Para nada.  


Anonymous Anónimo dijo...

Me pregunto si El gato será quien yo creo... me parece que si. Bueno.. yo fui una de esas compañeras de aventuras... Qué melancolía. Besos.  


Blogger Carla dijo...

claro que es quien voas pensas. si aun lo seguis viendo, mandale un beso de mi parte. y otro grande para vos  


Blogger El gato vagabundo dijo...

Aclaren a que gato se refieren !!!  


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