Si, si, claro

Renuncio

Renuncio a limpiar los domingos: es deprimente.

Renuncio a intentar levantarme temprano: soy noctámbula y es hora de asumir mi reloj biológico. Se me va a complicar con el trabajo y con el médico, pero voy a ser mas feliz con el despertador.

Renuncio a actuar para complacer a los demás: piensen lo que quieran, no me importa.

Renuncio a chuparle las medias al director para que me enseñe lo que yo quiero y no lo que a el le parece que hace falta: dejo la orquesta.

Renuncio a esperarlo: cuando vuelva, vemos que onda.

De la boca para afuera, obvio.

Trabajo en equipo

Lo bueno de trabajar en equipo es que los demás te obligan moralmente a trabajar.

Yo, que trabajo mayormente sola, no tengo esa presión, por lo tanto, me cuesta taaaaaanto concentrarme y terminar mi trabajo.

Por ejemplo, el plan de todos los fines de semana es limpiar mi departamento de soltera, pero el plan solo se concreta el día que tengo invitados.

Sin embargo, cuando uso la cocina, las cosas son diferentes. Yo cocino y ensucio, y las hormigas se encargan de llevarse la mayor parte de las migas. De esta manera, me obligan a limpiar, asi evito que me lleven a mí.

Muchas veces les dije que se fueran, y maté a alguna, en reclamo de mi soledad culinaria, pero ellas se mantienen firmes en su postura de que yo tengo que compartir el almíbar con ellas.